En el mundo de la robótica, hay hitos que redefinen lo posible. Uno de ellos acaba de suceder en la Universidad de Edimburgo, donde un pequeño robot impreso en 3D caminó directamente fuera de la impresora que lo creó, sin cables, sin ensamblaje y sin electrónica. Solo aire, diseño inteligente y una buena dosis de innovación.
Este avance no solo marca un logro técnico; abre la puerta a una nueva era de robótica blanda accesible, funcional y lista para impactar la vida real.
Del archivo .STL a sus primeros pasos
El robot, del tamaño de la palma de una mano, fue creado con un nuevo tipo de impresora llamada Flex Printer. ¿Qué lo hace especial? Está fabricado en una sola pieza, usando un solo material flexible, y se activa únicamente con aire comprimido. No hay motores, no hay baterías. Solo un diseño fluídico que convierte la presión de aire en movimiento rítmico.
Tras ser impreso boca abajo, el robot es girado, se le conecta una manguera de aire, y comienza a caminar por sí mismo fuera de la impresora. Es la primera vez que un dispositivo impreso de esta manera cobra vida sin ensamblaje ni circuitos electrónicos.
¿Qué es la robótica blanda y por qué importa?
La robótica blanda (soft robotics) se basa en estructuras flexibles, inspiradas en organismos vivos, en lugar de los tradicionales materiales rígidos. Este tipo de tecnología es ideal para tareas delicadas, navegación en entornos peligrosos o incluso uso médico dentro del cuerpo humano.
Sin embargo, su adopción ha sido limitada por las dificultades de fabricación: materiales complicados, equipos costosos y procesos manuales. Hasta ahora.
La revolución de la Flex Printer
La clave de este avance radica en repensar el proceso de impresión 3D desde cero. Al invertir la orientación de la impresión (boca abajo), la gravedad se convierte en aliada, permitiendo crear membranas estancas, canales de aire funcionales y estructuras blandas sin colapsos.
El equipo también desarrolló soportes llamados “aero supports”, estructuras ligeras y removibles que facilitan la impresión de formas complejas sin comprometer la calidad final.
El resultado: robots impresos en una sola pieza, sin ensamblaje, listos para moverse.

Lógica sin electrónica
Lo más sorprendente es que estos robots funcionan sin chips ni sensores. Su movimiento es controlado por una lógica neumática interna, llamada “anillo oscilador neumático”, que genera pulsos de aire coordinados para activar sus patas y generar desplazamiento.
Esto los hace ideales para ambientes donde los componentes electrónicos serían peligrosos o inviables: zonas explosivas, médicas o incluso en el espacio.
Tecnología abierta y lista para todos
La misión del equipo de Edimburgo es clara: democratizar la robótica blanda. Por eso han liberado los diseños, archivos y código en línea, junto con un “bestiario” de piezas impresas en 3D para que cualquier persona —desde estudiantes hasta ingenieros o artistas— pueda crear su propia máquina blanda.
Y lo mejor: los robots pueden reimprimirse y reciclarse fácilmente, ya que están hechos de un solo material.
Robótica que camina hacia el futuro
En Fenrir Technologies creemos en una tecnología que inspire, que resuelva problemas reales y que esté al alcance de más personas. El robot que camina solo tras salir de la impresora no es solo un logro científico: es una muestra de que el diseño inteligente y la fabricación aditiva pueden romper barreras y acercarnos a soluciones más humanas, versátiles y sostenibles.