En un mundo donde los drones se han convertido en herramientas clave para misiones críticas —desde agricultura de precisión hasta búsqueda y rescate—, un joven de tan solo 17 años ha demostrado que el futuro de esta tecnología puede ser más accesible, modular y eficiente… gracias al poder del diseño inteligente y la fabricación aditiva.
Cooper Taylor, estudiante de secundaria en EE. UU., no solo diseñó un dron más económico y versátil, sino que lo construyó completamente con piezas impresas en 3D. Su innovación ya ha sido reconocida por el Departamento de Defensa de EE. UU. y la Marina, otorgándole becas que suman $23,000 dólares.
Un dron que combina helicóptero y avión
Inspirado por la frustración de ver cómo el dron de su hermana solo volaba durante 30 minutos, Cooper se propuso crear una alternativa que no solo volara más tiempo, sino que también costara menos y fuera más adaptable a distintas tareas.
¿La clave? Un sistema de despegue y aterrizaje vertical (VTOL) con motores basculantes: los mismos motores que elevan el dron en modo helicóptero se inclinan hacia atrás para propulsarlo como un avión en vuelo horizontal. Esto permite un vuelo más eficiente sin desperdiciar motores ni energía.
Taylor ha volado seis prototipos de su dron. Normin Taylor
Modular, personalizable y más asequible
El diseño de Cooper se basa en tres pilares:
- 100% impreso en 3D, lo que reduce los costos y permite una rápida iteración de prototipos.
- Diseño modular, con alas, cámara y componentes fácilmente intercambiables.
- Eficiencia energética, utilizando menos motores y extendiendo el tiempo de vuelo estimado a más de 100 minutos.
Cada componente puede fabricarse en casa o en laboratorio con una impresora 3D estándar, lo que democratiza el acceso a tecnologías avanzadas para estudiantes, investigadores, makers y equipos de respuesta rápida.
Del fracaso al vuelo: prototipar sin miedo
No todo fue perfecto desde el inicio. Los tres primeros prototipos se estrellaron, incluyendo uno que subió 15 metros antes de caer en picada. Pero para Cooper, cada fallo fue una lección. Ajustó el código, mejoró la aerodinámica y rediseñó la estructura, hasta lograr que el cuarto prototipo despegara y aterrizara con éxito.
Hoy, va por la séptima iteración de su dron y ya planea hacerlo lo suficientemente compacto para guardarse en una mochila.

Innovación joven con impacto real
Además de desarrollar el dron, Cooper se encargó de programar el software, soldar los circuitos y optimizar la electrónica. Su compromiso lo llevó a aprender de foros, cursos online y a recibir mentoría de expertos como David Handelman, del laboratorio de robótica aplicada de la Universidad Johns Hopkins.
“Cooper trabaja al nivel de un estudiante universitario avanzado”, dijo Handelman. “Lo que ha logrado es una combinación de disciplina, curiosidad y resolución creativa de problemas”.
Este verano, Cooper trabajará con el equipo del Reliable Autonomous Systems Lab del MIT, donde seguirá expandiendo su visión de una tecnología más eficiente y accesible.

Tecnología al servicio de quienes más la necesitan
En Fenrir Technologies celebramos historias como la de Cooper Taylor porque reflejan el verdadero propósito de la innovación: crear soluciones que empoderen a más personas, con menos recursos y mayor impacto.
Desde el diseño modular hasta la fabricación digital, cada detalle de su dron representa lo que creemos:
la tecnología no solo debe funcionar, debe inspirar.