Un diminuto robot blando, controlado mediante imanes, podría moverse entre escombros para encontrar sobrevivientes, administrar medicamentos o detectar problemas de salud.
Un pequeño robot flexible capaz de desplazarse entre los escombros de un terremoto para localizar personas atrapadas o viajar dentro del cuerpo humano para entregar medicamentos puede sonar futurista, pero un equipo de investigación global liderado por la Universidad Estatal de Pensilvania (Penn State) está trabajando para hacerlo realidad. Están desarrollando robots flexibles combinando materiales blandos con movimiento controlado magnéticamente e integrando electrónica avanzada.
Los investigadores demostraron cómo los robots blandos y flexibles se mueven al filmarlos mientras se arrastraban y rodaban a lo largo de caminos simples. Estos robots tienen pequeñas partes magnéticas en el interior de sus cuerpos blandos, lo que les permite responder a campos magnéticos externos. Al cambiar la intensidad y dirección del campo magnético, los robots pueden doblarse, girar o gatear, todo sin necesidad de baterías ni cables.
Uno de los principales desafíos en el desarrollo de esta tecnología fue integrar electrónica flexible sin restringir el movimiento de los robots. Aunque la electrónica estaba diseñada para ser flexible, seguía siendo significativamente más rígida que los materiales blandos utilizados en los cuerpos de los robots. Para resolver este problema, los investigadores distribuyeron los componentes electrónicos por toda la estructura del robot, minimizando su impacto en el movimiento.
Otro gran desafío fue evitar que señales externas, como Wi-Fi u otros dispositivos electrónicos cercanos, interfirieran con el movimiento del robot o con el funcionamiento de sus sensores. Los robots utilizan imanes para moverse, pero los campos magnéticos también pueden confundir la electrónica. Por ello, el equipo tuvo que planificar cuidadosamente la ubicación de los componentes para asegurar que todo funcionara correctamente. Después de resolver este problema, los robots ahora pueden ser controlados a distancia mediante imanes, sin necesidad de cables o baterías. Además, cuentan con sensores que les permiten reaccionar de forma autónoma.
El siguiente paso es mejorar el robot para aplicaciones específicas, como crear una pequeña “píldora robot” que pueda ser ingerida. Este diminuto robot viajaría por el estómago y los intestinos, buscando signos de enfermedad o administrando medicamentos en el lugar exacto necesario. Esto podría ofrecer una alternativa más sencilla y menos dolorosa para diagnosticar problemas de salud en comparación con las cirugías. Con sus sensores, podría monitorear cambios dentro del cuerpo, detectar anomalías y suministrar medicamentos justo donde sean necesarios, ayudando a los médicos a tratar a los pacientes de manera más segura y precisa.
Los investigadores también están explorando versiones aún más pequeñas de estos robots que podrían ser inyectadas en los vasos sanguíneos para tratamientos cardiovasculares. Estos sistemas microscópicos podrían entregar medicamentos directamente en áreas afectadas, abriendo nuevas posibilidades para terapias no invasivas.
Crédito de la imagen: Jennifer M. McCann
Referencia: Sungkeun Han et al, Robot blando programable integrado en el sistema multifuncional inalámbrico, Nano-Micro Letters (2025). DOI: 10.1007/s40820-024-01601-3